Aun siendo uno de los colectivos más vulnerados nos fortalecimos y luchamos como una elección casi ineludible para lograr ser visibilizadas y protagonistas de nuestras propias vidas, reinventándonos ante cada desafío y reivindicando tanto nuestras fortalezas como debilidades.
La pandemia de Covid 19 fue un claro ejemplo de lo citado y de la capacidad de la mujer de enfrentar grandes retos con firmeza. Esta situación nos volvió una vez más, “seres multitareas”, poniendo nuestra vidas de cabeza y demostrando el potencial de enfrentar hasta lo impensable.
Durante el estado de alarma muchas mujeres se vieron abocadas a combinar el teletrabajo con el cuidado de los hijos y las obligaciones domésticas. La pandemia obligó a muchas madres a confinarse sabiendo que tenían que teletrabajar, al mismo tiempo ser maestras y reforzar el cuidado de los adultos mayores bajo un contexto de incertidumbre.
A otras, les toco desenvolverse en un plano aún más desafiante, el de la seguridad y la salud (donde el 70% del personal son mujeres), arriesgando su vida y la de su familia. Ellas estuvieron en el frente, cumplieron con una infinidad de roles de cuidado; volviendo a demostrar una vez más que la lucha por nuestros derechos políticos, sociales y económicos no son ni serán nunca en vano.