Antes de comenzar el tan ansiado y merecido receso invernal, queríamos hacerles llegar algunas palabras, a manera de reflexión, sobre lo vivido en estos últimos meses porque a partir de la suspensión de clases presenciales a mediados de marzo pasado, las circunstancias sin precedentes, exigieron la necesidad de definir de la noche a la mañana otra forma de organizar nuestro modelo educativo y nuestra institución.
Durante más de cien días, los edificios de las siete sedes han estado cerrados, aunque el ITU estuvo abierto más que nunca y cada quien desde su rol hizo su aporte para que ello fuese posible, acercando la lejanía, para lograr enseñar y acompañar en un contexto inesperado e impredecible.
En este acontecer, se puso a prueba el trabajo y la innovación de nuestra comunidad educativa para adaptarse a la nueva modalidad “en línea” para educar y educarnos, para cuidar y cuidarnos. Las inclemencias de este mar de incertidumbres, modificaron los rumbos y tuvimos que mover el timón para evitar que el acto educativo naufragara y con él, nuestra lógica de institución educativa. Fue arduo. Es arduo.
Nuestra matriz de formación y nuestra práctica docente está bañada de clases presenciales, de una organización de tiempos y espacios, de momentos de socialización y de encuentros cara a cara. Tuvimos que aprender a mirarnos y vincularnos de otra forma, sin perder la esencia de vernos para encontrarnos, para lograr conectar visiones, misiones, propósitos.
El objetivo fue y es claro: sostener el proceso de enseñanza de nuestros estudiantes. Y así, se hizo y se hace, día a día, semana a semana, mes a mes, corazón a corazón. Ciertamente, con experiencias mejorables y varias debilidades, signadas por importantes cuotas de incertidumbre, que nos interpelan, en forma permanente y nos modifican las formas de enseñar y de aprender ya conocidas, explorando entornos de aprendizaje virtuales que, sin lugar a dudas, requieren de instancias de formación para perfeccionar lo realizado, aprendiendo en la enseñanza, con la convicción que pervive en el sentimiento de seguir estando y sosteniendo el vínculo pedagógico y relacional con nuestros estudiantes.
Seguramente, nada será igual que antes de esta pandemia del Covid-19 en nuestra sociedad en general y en nuestra educación en particular y, a sabiendas que nosotros no seremos los mismos luego de este distanciamiento social y físico, somos conscientes de que fuimos capaces de resignificar el proceso de enseñanza- aprendizaje y del trabajo con otros, en una red colaborativa en línea que nos enriquece y nos nutre en este confinamiento, transformando así, la soledad y el desasosiego en una concurrencia permanente.
Es por ello que, deseamos expresarles nuestro más sincero reconocimiento y agradecimiento a nuestros y nuestras docentes, profesoras y profesores adscriptos, personal de apoyo académico, responsables de apoyo pedagógico, técnicos y técnicas, coordinadores y coordinadoras de área, coordinadores y coordinadoras de carrera y directores y directoras de sede por el compromiso, dedicación y esfuerzo brindados en estos tiempos, como así también a sus familias que les acompañaron en este camino.
Anhelamos verles pronto. Sigan cuidándose como hasta ahora, y reiteramos nuestra gratitud infinita, que queda cifrada en cada una de estas palabras y líneas.
Mientras tantos estaremos conectados en la distancia, hasta el día en que, cuando miremos con orgullo y alegría lo que hicimos, podamos encontrarnos en un abrazo.
Jorge García y Fabiana Molina