La historia de Marcelo Cárdenas es la que le gustaría contar a cualquier egresado de este instituto: se recibió, y al poco tiempo comenzó a trabajar en INVAP, empresa dedicada al diseño y construcción de sistemas tecnológicos complejos, con una trayectoria de casi cuarenta años en el mercado nacional y treinta en la escena internacional. Es la única empresa en Latinoamérica reconocida por la NASA como apta para realizar sistemas satelitales completos, desde su diseño y construcción hasta su operación.
Su misión es el desarrollo de tecnología de avanzada en diferentes campos de la industria, la ciencia y la investigación aplicada, creando “paquetes tecnológicos” de alto valor agregado para satisfacer tanto necesidades nacionales como para insertarse en mercados externos a través de la exportación. Uno de estos “paquetes” fue el desarrollo de los satélites Argentino Geoestacionario de Telecomunicaciones (ARSAT), de los cuales ya se encuentran en órbita dos de una serie de tres. Así, el país se convirtió en una de las ocho naciones en el mundo que desarrollan y producen sus propios satélites geoestacionarios y, junto a Estados Unidos, son los dos únicos en el continente americano.
Marcelo estudió Instalaciones Industriales y Mantenimiento en el ITU, y egresó en el año 2002. Apenas terminó de cursar, volvió a su Bariloche natal y comenzó a trabajar en el hotel Llao-Llao, haciendo mantenimiento eléctrico, preventivo, predictivo. “Ahí pude aplicar varias herramientas que aprendí en el ITU” reconoce. Trabajando allí, le surgió una entrevista en INVAP, en la que consiguió un puesto de trabajo, teniendo que dejar el anterior. “Fue triste pero a la vez positivo”, agrega Marcelo.
Una nueva etapa
“El INVAP es el sueño de todo técnico o ingeniero de Bariloche, y era el mío desde chico” dice Marcelo, y se percibe la pasión y el anhelo con que consiguió lo que posee.
Al comienzo, trabajó en el reactor OPAL, un proyecto australiano que se fabricaba en la Argentina. Marcelo hacía cableado de equipos de radioprotección que luego serían instalados en lugares estratégicos dentro de las instalaciones del reactor.
Luego fue transferido al Área Satelital y se plegó a la creación del SAC-D, un satélite que fue lanzado en el año 2010. Allí fabricaría paneles de aluminio y fibra de carbono.
Ese período le sirvió para realizar planes de mantenimiento en talleres que la propia empresa posee. Después de todo, las labores encadenadas que requieren la construcción de un satélite no son para nada sencillas para aprenderlas en un abrir y cerrar de ojos.
Carrera satelital
En 2010, Marcelo renunció a INVAP y comenzó a trabajar en la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), que es el organismo competente para para diseñar, ejecutar, controlar, gestionar y administrar proyectos, actividades y emprendimientos en materia espacial en toda la Argentina. Llegado el 2013, volvió a INVAP para trabajar de lleno en el ARSAT 1, lo que sería luego el primer satélite geoestacionario del país y Latinoamérica. Marcelo no oculta su alegría y orgullo por participar en un proyecto de esta envergadura, y comenta la alegría que le produjo viajar a Kouru, en Guayana Francesa, la base de donde partiría el ARSAT 2 hace unos pocos meses.
El trabajo concreto que realiza es de Integración Térmica. En sencillas palabras, “es la tarea de mantener frio o caliente el satélite según le dé el Sol, ya que todos los componentes eléctricos, electrónicos y tuberías que componen el satélite requieren una determinada temperatura estabilizada.
Los satélites ARSAT 1 y 2 son satélites de telecomunicaciones, a diferencia del resto que se utilizan para monitoreo, estudio de salinidad, etc. “Emiten señales de TV, radiofonía, etc. Son señales de radiofrecuencia en banda KU y banda C, para telecomunicaciones”. Están más alejados de la superficie de la Tierra, por lo que precisan una estructura más compleja para sobrevivir a contextos tan hostiles. La tecnología utilizada para estos procesos es de avanzada, quizá pocas veces vista por alguno de nosotros. “Nosotros sabemos que hacemos tecnología de punta, y lo demostramos en cada proyecto que realiza la empresa. Tenemos compañeros de todas partes del país, como así también extranjeros”.
Concretamente, ¿qué cambia?
“La Argentina viene haciendo una gran inversión en fibra óptica en todo el país. ARSAT se formó con el propósito de poder llegar a distintos lugares del país que no tenían acceso a estos servicios: lugares remotos, escuelas rurales, entre otras cosas”. Un punto que también nos mencionó Marcelo es que antiguamente, el país prescindía de un servicio que prestase señal de este tipo, por lo que debía tercerizarlo, generalmente a potencias del primer mundo. Por ello, en 2006 se crea el proyecto ARSAT, para poner satélites en los lugares orbitales que la Argentina tenía designado. De no haber sido así, estos lugares podrían haber sido ocupados por otros países, como es el caso de Inglaterra.
Por lo tanto, a fin de cuentas, lo que se logra con esto es mayor soberanía.
La institución, un modelo
“Mis estudios en el ITU me ayudaron mucho. Tenés otra visión del trabajo y los tratos sociales, que también van de la mano con la persona”. E inmediatamente se le vino a la memoria el Prof. Iacono, de Física, y la prolijidad y el orden que él le impartió. “Las carpetas, ¡una pinturita!. Así las tenía yo y así sigo en mi trabajo actualmente. Eso me ayuda mucho a mantener una cultura de trabajo que trato de inculcar a mis compañeros”. Reconoce que su trabajo le demanda muchas horas al día, pero que le gusta porque “siempre estás haciendo cosas nuevas y no paras un segundo”. Marcelo hoy por hoy, es el responsable técnico térmico de un satélite cuyo lanzamiento está previsto para el 2017. Y prometió, que de venir a Mendoza en un futuro, visitaría la institución.